Estos días pasados hemos celebrado en el Hogar la novena en honor a San José, contando con la participación de todos los jóvenes, de los tutores y de las Hermanas.
Como dijo Santa Teresa de Jesús:
Cada día hemos profundizado sobre una cualidad del padre de Jesús como la fe, el fervor, el amor, la prudencia, la fortaleza, la pureza, la pobreza, la paciencia o la conformidad con la voluntad de Dios.
Como dijo Santa Teresa de Jesús:
"A otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; el Glorioso San José, tengo experiencia, que socorre en todas. Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no creyere y verá por experiencia cuan gran bien es recomendarse a ese glorioso Patriarca y tenerle devoción".
Cada día hemos profundizado sobre una cualidad del padre de Jesús como la fe, el fervor, el amor, la prudencia, la fortaleza, la pureza, la pobreza, la paciencia o la conformidad con la voluntad de Dios.
Para dar la oportunidad a todos de expresarse hemos hecho corales, juegos, dramatizaciones, cantos, acrósticos... y hemos ofrecido cada día a San José un poco de nosotros, pidiéndole ser un poco más como él.
Esta noche todos los jóvenes están encargados de la preparación de la novena y con todo el esfuerzo que han puesto estos días seguro que nos sorprenden gratamente. Mañana será un día muy especial y entre otras sorpresas tendremos una eucaristía en la capilla a las 8.
Esta noche todos los jóvenes están encargados de la preparación de la novena y con todo el esfuerzo que han puesto estos días seguro que nos sorprenden gratamente. Mañana será un día muy especial y entre otras sorpresas tendremos una eucaristía en la capilla a las 8.
Solo podemos concluir con la oración que nos ha acompañado durante esta novena:
¡Acuérdate! Oh castísimo esposo de la Virgen María, dulce protector mío San José que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han invocado tu protección e implorado tu auxilio, haya quedado sin consuelo! Animado con esta confianza, vengo a tu presencia y me recomiendo fervorosamente a tu bondad. No desatiendas mis súplicas, oh padre adoptivo del Redentor, antes bien acógelas propicio y dígnate socorrerme con piedad. Amén.
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