Como ya comentamos en la anterior entrada, estuvimos preparando la novena de San José con mucha ilusión porque nos llegaba muy de cerca, sobre todo a nuestras hermanas carmelitas de San José que lo celebran con gran fervor.
Esa mañana tuvimos la aucaristía en nuestra capilla con el padre Jesús y muchos de nosotros por primera vez vimos el hábito color chocolate o café de las Hermanas, el hábito de gala que solo cargan puesto 4 días al año, pero con el que están hermosas.
Me gustaría acabar esta entrada con la oración a San José para que todos podamos rezarla:
Oh Dios que con inefable
providencia te dignaste escoger al bienaventurado José
por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que,
pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle
como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los
siglos de los siglos. Amén.
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